martes, 18 de enero de 2011

Trabajo a cualquier edad

Cualquiera puede tener una idea creativa interesante y que ésta sea el origen de un nuevo trabajo.
Los jóvenes por su curiosidad poseen más información de actividades nuevas y menos rubor para comentar con los amigos las posibilidades de ofrecer servicios interesantes. También, si no han tenido antes "un trabajo cómodo" podrán dar más valor a una oportunidad incierta e incipiente y le dedicarán la intensa energía de la que gozan.
Los mayores pueden aprovechar su mayor experiencia y una amplia red de contactos. Es verdad que deberán hacer un ejercicio de humildad, aceptando, al menos en el inicio, condiciones menos favorables de las que en otro tiempo disfrutaron. Pero deben planteárselo como un reto. Gracias a que aprendieron y se relacionaron ahora pueden demostrar "urbi et orbe" que son capaces de salir adelante. Que no tienen que "aguantar las manías de su jefe" y que son dueños de su destino. Y quien sabe, si sale bien, y eso esperamos, ya no quieran volver a su antiguo empleo asalariado ni aunque se lo rueguen.
Así, los más jóvenes demostrarán su madurez, responsabilizándose de un proyecto propio, tomando decisiones, echando cuentas, poniendo al cliente en el punto de mira para que quede tan satisfecho como para repetir y contárselo a otros clientes potenciales.
Y los mayores recuperarán el entusiasmo de otras épocas al iniciar una nueva vida laboral con horizontes por descubrir, un nuevo capítulo del libro de su vida, todavía en blanco. Son bastantes los/as "cincuentones/as" que viven una segunda juventud al cambiar de pareja y no sólo disfrutan de ello, sino que presumen y lo airean a los cuatro vientos. Pues bien, es el momento de encontrar una segunda juventud en un trabajo nuevo, desconocido y novel, como al empezar la vida laboral.
Y por qué no, asociarse jóvenes y mayores de manera formal o informal, lucrativa o desinteresada. Ningún esfuerzo es baladí y los errores no serán fracasos sino lecciones más o menos costosas para mejorar las expectativas de un próximo éxito.
El único fracaso seguro, económico, emocional, personal, familiar y social consiste en no intentarlo, en tirar la toalla. Los lamentos nunca dan de comer. Los proyectos saldrán más o menos bien, pero como mínimo representan una oportunidad que no tenemos derecho de desaprovechar.
Habría que modificar incluso la terminología, pero cambiarla en el corazón. No ser "un parado" sino un "expectante de un nuevo empleo"; un "opositor a un trabajo original",  un trabajador en "stand by" para coger impulso, un pequeño héroe de la lucha por la vida, alguien "haciendo puenting entre empleos", empeñado en machacar las estadísticas de desempleo...porque entre todos vamos a domesticar al paro, vamos a reducirle su cráneo infame y antisocial con esfuerzo e imaginación.

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